Aprendiz, primer Grado de la
Masonería Azul y Especulativa.
Hermanos, a la ignorancia, se le
persigue por medio del Estudio.
QQ:. HH:., la instrucción no es otra cosa que el estudio de la Cultura Masónica, el aprendizaje vivencial
a través de los Rituales, Landmarks, Usos y costumbres, Simbolismo, Constituciones,
Reglamentos y Moral masónica, entre otros; es el Conocimiento y ejecución ritualística de los Trabajos, para
discernir y mayor entender los Secretos que representan. Esta destinada a que
los Hermanos practiquen un idioma común de Símbolos y Tradición, cuidando la
pureza de la trasmisión. Necesita del espíritu buscador del recién iniciado,
encaminada irremediablemente sobre la senda del Saber. Este método, evita el error de pretender recibir la Luz por
mera comunicación, requiere la “Voluntad”
del Mazo y la “ Recta intención” del Cincel, instrumentos móviles, que obedecen
a la medida señalada por la “Rectitud” de la
Regla. Esta Iluminación es personal e intransferible, una visión no
sensorial después del estudio y meditación. La instrucción, consiste en traspasar los materiales (medios)
adoptados de la Masonería operativa medieval, para el trabajo de construcción
personal, base del aprendizaje. La enseñanza iniciática se simboliza
esencialmente por la instrucción verbal desde la recepción y ceremonia de
Iniciación, la comunicación de los Secretos, cuyo progreso no depende de lo que
reciba el Aprendiz, sino de lo que encuentre por si mismo después de un período
de estudio y reflexión, que compartirá para que se le juzgue digno y preparado,
a través de las planchas de Trabajo; avanzará con sus propios esfuerzos por el
Sendero de Perfección y Sabiduría como meta y fin de su ascensión francmasónica.
Esta Enseñanza compete a todos los
Maestros y en especial a los Hermanos que cumplan mandato de un oficio, le
dedicarán atención especial. En nuestra
R:. L:. S:., del R:. E:. A:. A:., es Uso
y Costumbre que sea el H:. Segundo Vigilante, que se sienta en la Columna del
Sur cara al Norte, tutor y guía de los Masones Aprendices en su progresión
integral de tal manera que lo haga apto para buscar y entender el significado
que esconde todo el Templo y la Doctrina Masónica, bajo la apariencia velada al
profano. La instrucción posibilita la libre investigación de la Verdad,
garantizando la completa Libertad de Pensamiento. El aprendizaje personal es
abierto e ilimitado, permeable a mejoras
y enriquecimiento, por actitud.
La primera y elemental Virtud a enaltecer
en Logia y fuera de ella, por la que se rige nuestra Orden, es la Fraternidad,
el Amor entre Hermanos, Piedra Maestra de nuestro Templo Simbólico, que no
será nueva para los Hombres que piensan libres y son de Buenas Costumbres.
Valor moral y uno de los más grandes Ideales antiguos y proclamados de la
Historia; además de los buenos Sentimientos, afinidades y simpatías
coincidentes, exalta la relación espontánea de la unidad del género humano y el
respeto por las diferencias de cultura y edad, principio de generosidad y
altruismo para con todos, observando la maltrecha dignidad de las personas. Al
ser una manifestación de Amor, no puede exigirse, solo darse, es un sentimiento
interno del Ideal, de la Solidaridad y la Comunión masónicos. Es la relación
con el mismo Principio de Vida, con los demás y consigo mismo. Como Hermanos
del Lazo místico, nos debemos consejo, apoyo, consuelo y ayuda, recordando la Igualdad
de derechos y una sola Libertad para todos. Así, la Fraternidad suaviza
los caracteres, modera los ímpetus y refleja al universo la Luz de la poderosa
claridad que nos ilumina. El Francmasón, es un Hermano que predica y practica el Amor
fraternal.
En otras Obediencias o Logias cuyo
Reglamento interior lo tiene en consideración, la Enseñanza esta asignada a los
Hermanos con Oficios, que se indican como sigue: El Maestro de Ceremonia
instruirá aspectos ceremoniales y sobre la armonía de los Trabajos. El Experto,
el espíritu de la Iniciación.(renacer, purificación, transmutación). El Orador,
sobre la justicia, el honor y el respeto. El Secretario, la importancia de la
memoria y experiencias de la Logia. El Hospitalario sobre el Amor bien
entendido de la Hermandad, la comunión universal. El Venerable Maestro sobre la
LUZ que emana de la Verdad, de la
diligencia en el trabajo y recto proceder. Por lo tanto, el Vigilante, como
tutor, vigilar que los miembros de su Columna, tienen los conocimientos del
Grado y dominan el ejercicio de los
mismos; mantendrá el orden y perfecta ejecución de los Trabajos, tiene que prevenir
las dificultades, y por último, ayudar en la enseñanza y desarrollo de todo lo
anterior.
El “oficio” del Padrino, el Miembro que ha
recomendado al Neófito y novel Aprendiz, es de tal importancia y
responsabilidad, que no termina en la recomendación de su entrada, sino se
compromete por juramento en aconsejarlo, apoyarlo e instruirle (me comprometo a ello formalmente V:. M:.).
El Padrino es el primer interesado que el Hermano Aprendiz tenga una
instrucción suficiente para orientarse en sus inicios de la Orden, momento
crucial, ya que a partir de aquí, puede gustarle o desencantarse, fácilmente. Implicarlo
en el aprendizaje que le dé una certeza ante la abundancia de dudas. El Maestro
debe estar ahí, hacer un seguimiento
discreto y apoyar este delicado
crecimiento personal. El Maestro Padrino, vela y velará, tanto por la
instrucción como por la correspondencia del Aprendiz en esta faceta. El Hermano
Aprendiz, debe en agradecimiento, mostrar la sinceridad y distinción al
Maestro, contándole tanto sus necesidades como sus satisfacciones; en todo
caso, con orgullo y honor, solicitarle su punto de vista de cualquier Plancha
que desee presentar. El Aprendiz tendrá presente, que su progreso personal;
moral, intelectual y espiritual es mérito propio; así como sus conocimientos y
reflexiones, con el supremo deber de que sirva para Enseñar. Un Masón debe
servir, así es como actúa un Hermano; no importa el Grado ni la jerarquía, el
deber es Servir, Dar.
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